Thursday, January 26, 2012

cambio y fuera /sifueracambioseríaseria

En el intervalo, entre los placebos, pensé en escribir algunas cartas explicando algo. Me pasé las últimas noches pensando en las formas. Más que nada en las formas. Es que ni siquiera sé qué decir. Pensé en los grados de ridiculez, en la cantidad de amor o de desesperación que tengo ganas de comunicar.
No hice mucho más. Estuve de hija única. Mi pieza, el cuarto de mi hermana menor, y el de la mediana. Todo para mí. Hay cosas que eran mías. Anoche, después de dormirme plácidamente por 15 minutos me desperté y presenté la renuncia. Estoy curiosa. Revisé todas las cajas. Salvé comida para muñecas que hice en porcelana fría hace no sé cuántos años. Estaban en una bolsa, amontonadas. También dibujos feos que pintaba con los faber. Mi compañera, una de mis mejores amigas del colegio, pintaba con furia y eso me gustaba. Pero mi furia era una imitación. Yo delineaba. Si era posible, hacía el menor esfuerzo. Todavía tengo el callo en el dedo del fuck you. No se va nunca. Tengo las manos de novia. Eso pensaba de chiquita. Cuando me besaba con la vecina. Nos besábamos con la boca cerrada, y ella era el novio, porque además de ser más grandota que yo, tenía esas manos redondeadas, mordidas. Yo tenía manos de novia. Blancas. Había roles. Había el sueño del altar y hasta un vestido blanco de feria americana.
Después ella, hija de médicos, me habló de espermatozoides. Una palabra que yo no podía pronunciar entera. Me dijo que iba a ir todo muy mal si seguíamos jugando, por la primera comunión, por su hermano que la cargaba conmigo. A mí me dio asco pensar en todo eso seriamente. Un día dije hacer el amor enfrente de mi mamá, lo dije como una grosería que me daba risa. Me encajó un libro color verde y marrón que tenía dibujos. Explícito.
Educación. Sueños de posibles modos de madurar. Sendero, el camino del bien, la traición. Qué se yo. Pensé en esas cosas como si estuviera desde afuera. Paseé por la ciudad como una extra invisible. Vi la catedral. Seguí a una señora por parque saavedra. La mujer estaba de negro y rosa, deportivo, haciendo ejercicios cómicos. Cuando me dí cuenta había dado tres vueltas y no sabía dónde quedaba calle 13. Esas cosas.
Abstracción porque odio febrero. Un mes tan corto y tan puente. Voy a tener que conectarme a una usina eléctrica. No tengo ganas de hablar. De tarde si me tomo un mate no miro a los ojos a nadie. Sí, pf, qué se yo. Monosilábica. Mona del circo, ¿te cuento de mis vacaciones?¿el viaje? qué se yo. Fallo. No tengo ganas de planear nada. Hablo del pasado ahora sin nostalgia. Infinitamente orgullosa de mi triunfo sobre la nostalgia. Trofeo de lo estropeado. Amor que no sé dónde vive. Amor que no amo. Amigas que ya no son y que no extraño.
Bueno, de todo un poco.
Arriba el infierno abajo el cielo. Un tema de los chemical que me entristece y me da ganas de caminar para no sé dónde. Debería cambiar la lista del mp3.
Hoy hice una torta de chocolate, dulce de leche y crema. Estoy en especial atiborrada de comida y no puedo parar. Ahora es mi ansiedad de año nuevo. Cuando se terminan las alfombras de la entrada y tengo que pasar al edificio. Todavía hace calor. Me sublevo. Pido un changüí. Espacios amistosos espacios amistosos espacios amistosos besos con ganas. Pero sigo en casa y me lastimo los bordes de los dedos con los dientes.
Le informo a mi vieja que no estoy contenta con lo que tengo que hacer. A modo de proyecto: no quiero. Odio trabajar para mi futuro. Odio trabajar para tener un trabajo. Trato de decirlo con toda la humanidad. Como le expliqué que hay gente de la familia que nunca me va a caer bien. Fomento la conversación. El lazo, tengo miedo de que me echen. Tengo miedo de que me interroguen.
Nunca in fraganti. Siempre predilecta. Aceptación. Hijita mía. Todavía soy muy hija. Muy otras cosas pero muy hija. Obligada, desobediente, culposa. Mi gran plan es no quejarme ni escuchar quejas de nadie. Escribir sobre otra cosa. Empezar a ser más avara con mi individualidad. No me sale. Me derrito por un abrazo. Lo cúlmine es fundirme. Olvidarme de mí. Por eso me gusta caminar con auriculares y ahora voy por unos nuevos.