Wednesday, April 25, 2012

El deber de soñar impuesto (cuando alguien me dijo que pase lo que pase, sueñe) y yo, al lado tuyo pensé que era imposible soñar porque no puedo dormirme y en vez de pensar en algo, tengo pensamientos de rompecabeza y pienso cuál ficha será la indicada; el deber dejó de perseguirme hace dos días porque de golpe también subí a una terraza y vino el otoño, vino conmigo a esta parte del mundo, como llegó la sangre en el momento exacto de cada cosa para que naciéramos los inesperados, naciéramos todos inexpertos; en mi inexperiencia, neblina y túnel, también error y miedo y luego error y error en el error, creo que el frío me sirve para hacer un contraste con el otro lado de mi piel, caliente. Para notar las partes vivas y los sueños que me dirigen.
 Ellos están más despiertos: a veces duermen mientras corro de edificios a edificios y adentro de edificios y los papeles se juntan debajo de una axila, debajo de mi cama, debajo de todo para siempre y para nunca más, porque a veces necesito el siempre y el nunca más, y a veces, cuando es sólo algunas veces, las incontables en lo veloz pero las que puedo numerar una por una, ellos se despiertan y anidan como ojeras debajo de mis ojos, como manchas que veo cada vez que miro algo. Están ahí para recordarme eso. Como un bicho que acecha pero que también acompaña. La insistencia correcta, necesaria y sensual, cada vez que miro al mundo, de frente y hacia abajo (ahí están). Porque yo casi no miro al cielo y si lo hago sólo veo colores y distancia (yo, prefiero la neblina; yo prefiero esta nube esta vida yo tengo miedo a morirme). Ese cielo no es mi mundo. Ni paraíso ni vuelo ni lugar de las palomas o arriba en las montañas.
Terreno lleno de grietas de pozos de depresiones de montes con tirolesa (siempre con tirolesa) toboganes torres catedrales edificios más edificios. Si me canso, hoy, que estoy cansada (hoy, a veces, cada vez que venís en ...se me ocurre lindo y sucio), que tengo frío (caliente), no me interesa soñar: sueño. La fantasía en mi cama. Horizontal al frente al ecuador a lo lejos. Me parecía que no podía ir sola a ninguna parte (aún me da miedo caminar sola por Buenos Aires). Me parecía que podía y después que no podía, pedirte que me lleves con vos, porque no puedo ir con vos, necesito que me (no yo sola).
Ellos están conmigo, ellos saben mejor (yo rehúso la terapia), (te veo), saben: veo, en vos un punto dulce opuesto a un camino con final de luz blanca.