Wednesday, February 29, 2012

Él pasa por el pasillo y yo tengo la puerta abierta. Estoy parada buscando algo que se me olvida cuando él pasa y me dice mirá cómo tenés la pieza. Sigo mirando al piso y él dice más fuerte mirá cómo tenés la pieza, y se aleja diciendo y así quiere encontrar las cosas, para salir de noche es una chica grande, para andar con tipos para responder y hacerse la canchera. Va diciendo y se va alejando y cuando lo escucho menos me doy vuelta y miro al pasillo. Le grito que me revolvieron las cosas que yo no fui. Que seguro fue él. Eso le digo: seguro fuiste vos. Y me dice mirá mejor no te digo nada porque tus cosas. No me digas mejor que ya me voy. No quiero llorar y salir de casa con cara de andar llorando.
Se va, sigue, seguro va a la cocina con su clap clap de las ojotas. Odio los ruidos de mi casa. Ruidos a propósito para molestar, para decir estoy enojado. Él con las ojotas, y ya me lo imagino tomando agua del pico como quien necesita calmarse. Pará qué te calentás, pienso. Quiero hacer el menor ruido posible porque no quiero que se enteren de las cosas en el piso. Me gustaría caminar con los talones, pasos tiesos y hacer ruido en el techo de los de abajo. Entérense vecinos. Pero ya saben. Mi vergüenza tiene dos caras. Es una moneda. Con mi vergüenza no puedo comprar nada. Ni tomarme un micro.
Estaré buscando monedas para irme a no sé dónde. A city bell, a villa elisa o para comprarme chicles con juguito y masticárselos en la cara a alguien y hacer globos para divertirme, porque no entiendo los juegos del celular, porque esperar el micro es aburrido. Si prendo un cigarrillo viene. El micro. Si prendo un cigarrillo entonces ah, soy grande para fumarme un cigarrillo pero mirá cómo tengo la pieza.
Por qué no te vas a la puta madre que te parió vos tu pieza mi pieza las piezas de esta casa le digo ahora estoy en la cocina y dele quete dele con los talones, me gustaría que mi casa fuera kilométrica para sentir este placer de andar haciendo ruido. Le digo por qué no te vas a la puta que te parió y me mira. Pensará de dónde salí y le digo vos ni siquiera me pariste. Qué me venís a. Qué me mirás. Qué.
Me dice pendeja de mierda. Vos estás loca? pendeja de mierda? (me pregunta). Sí. No. Estoy bastante bien de la cabeza.
Ya se tomó la botella. Correte porque mejor. Odio cuando no termina las frases. Como cuando cuenta algo y dice ¿viste?. No, no vi. Le respondo que yo no vi nada. No tengo ojos para ver sus cosas.
Ay estoy ciega o estoy sorda y no escuché la última parte de la oración? digo. Tira la botella. Rebota porque es de plástico.
Abre la puerta del jardín, le da con todo. Ahí viene el gato. Me quiero ir. Talones. Yo estaba buscando las zapatillas.
me asomo al patio
¿mis zapatillas?
le grito.

2 comments:

  1. No hay nada peor que querer ordenar los desórdenes de los demás. El orden es hiper subjetivo; ordenar cosas ajenas, siempre es hacer cagada.

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  2. ¡Qué lindo queda mi nombre con rosa! Soy un Pon cualquiera.

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